Cada vez con mayor frecuencia, hoy día los medios de
comunicación, globalmente hablando, dedican una sección especial al acontecer
natural. Parece que en la medida en que temas como el calentamiento global y el
cambio climático empiezan a hacerse más evidentes ante los ojos de la sociedad,
los medios de comunicación necesitan realizar coberturas sobre esas temáticas.
Si éstas se realizan adecuadamente o no es una cuestión que suscita un profundo
debate, pero lo que sí es cierto, es que es evidente el auge reciente de una
rama del periodismo anteriormente poco trabajada: el periodismo ambiental. Sin
embargo, este auge no es el reflejo de la situación local. Este breve análisis
pretende poner en común el concepto de periodismo ambiental, así como su
trascendencia en la sociedad y la situación que se presenta localmente.
En primera instancia, conviene rescatar algunas
definiciones sobre el tema. Para Víctor L. Bacchetta, periodista uruguayo, el
periodismo ambiental es “el tratamiento a través de los medios de comunicación
de los temas relacionados con el medio ambiente”. Por su parte, Rogelio
Fernández Reyes en su artículo Periodismo
ambiental y periodismo sostenible, cita a su homónimo Fernández, quien
ofrece una definición más amplia al respecto. Para éste, el periodismo
ambiental es “el ejercicio o periodismo especializado que atiende la
información generada por la interacción del hombre o de los seres vivos con su
entorno, o del entorno en sí”. La pieza central de estas dos definiciones es,
desde luego, el medio ambiente, pero, como afirma Fernández, la participación
humana en cuestiones de esta naturaleza hace del periodismo ambiental, una
disciplina aún más trascendente en términos sociales.
Para Bacchetta, el periodista ambiental tiene que
encajar dentro de un perfil muy específico, pues esta disciplina tiene ciertas
características que no tienen otras ramas del periodismo: “es periodismo de investigación,
es una forma de periodismo científico, es a la vez educativo y pedagógico, es
consciente de cumplir con una responsabilidad social específica, y, debe
ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad, sin confundirlo
con la militancia ecologista”. El autor sostiene que cualquier periodista puede
realizar una cobertura informativa de tintes ambientales. Sin embargo, ese
hecho no es por sí mismo, afirma, periodismo ambiental. Si la información va
más allá de la noticia del momento, considera, entonces se trata de auténtico
periodismo ambiental. Para este autor, la pregunta más importante que debe
responder el profesional de la comunicación dedicado a estos temas es por qué.
La razón es que, dada la tendencia generalizada de explicar una crisis
ambiental como un accidente, el periodista ambiental tiene que indagar el
origen y las causas reales de la situación. Bacchetta considera que éste debe
ser capaz de ofrecer al lector pistas que le permitan comprender la historia,
el origen y la evolución del fenómeno natural en cuestión. Además, debe poder
identificar las distintas variables y actores que intervienen en el suceso.
En términos de trascendencia social, el periodismo
ambiental es una disciplina ampliamente contributiva por su naturaleza
pedagógica. El periodista Rudy Oñate, en una ponencia presentada ante el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) afirma que el
periodismo ambiental tiene, por lo menos, seis aspectos que lo hacen importante
para la sociedad. En primer lugar, el autor señala la “rigurosidad y
cuestionamiento permanente en la temática ambiental”. Ello implica que el
periodismo ambiental logra evitar la apatía y el desdén con relación a los
asuntos ambientales que, desde luego, a todos conciernen. En segundo lugar,
Oñate hace referencia a una mezcla de información con carácter noticioso pero
que a la vez tiene un afán educativo. Así, esta actividad supone una forma de
educación diferente de la tradicional, que, si bien no es formal, por lo menos
contribuye en términos similares al desarrollo de una conciencia crítica,
producto de la sistematización de conocimientos. En tercer lugar, el ponente
considera que este tipo de periodismo no subestima al lector o receptor de la
información. Al respecto, Bacchetta señala que “la no subestimación del lector
es un principio que debemos asumir como ciudadanos y como periodistas (…) es la
conciencia de que la solución de los problemas ambientales depende de la
participación de las personas y las comunidades afectadas”. En cuarto lugar,
Oñate considera que la rama propicia una conciencia ambiental. Considerando que
el periodismo por naturaleza trabaja con información valiosa para las personas,
este punto de vista supone que, si como valor agregado se tienen cuestiones que
a todos afectan directamente, al periodismo ambiental le es más fácil
concientizar a las personas. En quinto lugar, Oñate señala que esta disciplina
permite crear una ciudadanía ambiental, y, por último, fomentar un cambio
cultural. Este cambio cultural ocurre en función del carácter pedagógico, de
sus características de concientización y de la consciencia crítica que supone
el hecho de cuestionar permanentemente la temática ambiental.
Por su parte, autores de la Universidad de
Sotavento, campus Villa Hermosa, consideran que los siguientes supuestos
aplican al periodismo ambiental. Primero, que éste pone en evidencia problemas
científicos, socioculturales y económicos. Segundo, que la sociedad demanda
información ambiental que la prensa no satisface. Tercero, que existen
posiciones que oscurecen la labor del periodismo ambiental, como el
catastrofismo y el sensacionalismo. Para ellos, el interés periodístico de esta
rama se puede resumir en los siguientes dos puntos: las noticias ambientales
“brindan conocimiento, proponen alternativas, producen sentimientos, conducen a
acciones y proporcionan un marco para tomar decisiones”, y “no hay algo que
ataña más al ser humano que el medio ambiente, pues es de ahí de donde surge su
medio de vida”.
Si bien es cierto que cumple una enorme función
dentro de la sociedad, al crear conciencia, delimitar un marco para tomar
decisiones, educar y cuestionar, el periodismo ambiental, actualmente, se
enfrenta a diversos obstáculos que merman estas anteriores características.
Rudy Oñate encuentra siete. Una de las dificultades más evidentes son los
conflictos de intereses generados entre la parte periodística y la parte
involucrada en la información ambiental. La naturaleza de empresas de los
periódicos, canales de televisión, estaciones de radio e incluso medios
electrónicos los obliga a poner en la balanza la información y el interés
económico o político. Es difícil que una empresa periodística pueda desvincularse
de su condición de agente económico al realizar ciertas coberturas que afecten
sus intereses. Para el autor, la segunda dificultad es la falta de espacios
para hablar del medio ambiente. Esto es especialmente cierto si se toma en
cuenta la tendencia de mercantilización de la información: a las noticias que
no venden no se les da gran espacio en el medio. En tercer lugar, el periodista
afirma que la falta de interés político de los medios dificulta las labores del
periodista ambiental, en cuarto, que la carencia de continuidad en los temas
provoca que se pierda el interés, en quinto, que los medios no dedican
suficiente tiempo para capacitar a sus trabajadores en temas ambientales, en
sexto, que no ofrecen los medios necesarios para investigar, por lo que el
apoyo es casi nulo. Por último, el autor refiere que la banalización de la
información contribuye a que la gente no se interese por las cuestiones del
entorno que le rodea. Este último punto está íntimamente vinculado con la
perspectiva comercial de la información, que considera a las noticias como
capitalizables, en lugar de verlas como piezas generadoras de discusión,
reflexión y consciencia.
En Ciudad Juárez, el periodismo ambiental está en su
fase piloto, pues es evidente que en esta ciudad no se cumplen las
características que señalan los anteriores autores. Sin embargo, esta situación
no es exclusiva de la localidad, y me atrevo a decir que tampoco tienen gran
responsabilidad los propios reporteros, sino que, en general, el periodismo ambiental
apenas inicia. Al respecto, Bacchetta afirma lo siguiente:
En América Latina y el Caribe existe
todavía un desarrollo incipiente del periodismo ambiental. La escasa
importancia, unida al tratamiento superficial, de los problemas ambientales por
la gran prensa de la región es una de las causas de esa situación. A esto se le
agrega la falta de preparación de los periodistas y la ausencia de la temática
ambiental en las escuelas y facultades con cursos de periodismo.
Mucho de lo que afirma el autor es cierto en el caso
de Ciudad Juárez. La cobertura informativa que se le da a los sucesos
ambientales es escasa en términos de calidad y variedad. En general, los medios
son espejos de las fuentes oficiales, no existe una profunda investigación como
plantean los autores que debe existir, y tampoco se le dedica gran espacio al
género. Por otra parte, también es cierto que las facultades de periodismo y
comunicación, salvo la de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, incluyen en
sus planes de estudio asignaturas relacionadas con el medio ambiente. En este
panorama, es comprensible que el periodismo ambiental no se haya desarrollado
localmente como en otros países y medios ha ocurrido. Por ejemplo, mientras que
las dos grandes casas editoriales de la ciudad no cuentan con una sección
especializada en temas ambientales, en el Reino Unido, el periódico The
Guardian dedica un apartado para hablar exclusivamente del entorno. Si bien la
comparación puede ser un tanto injusta, considerando que el último está más desarrollado
que estos dos medios locales, en ella se evidencian dos cosas. En primer lugar,
la falta de interés o desdén de los medios, y en segunda, que los ciudadanos no
exigimos que se publiquen noticias sobre nuestro entorno, quizá porque no
tenemos la cultura que se requiere para hacerlo. Tal vez cuando las escuelas de
todos los niveles realicen esfuerzos suficientes para crear tal cultura, los
ciudadanos estaremos interesados en el medio ambiente y exigiremos a los medios
de comunicación tales coberturas.
Referencias
Fernández Reyes, R., (2004). Periodismo ambiental y periodismo sostenible. Revista ámbitos.
Disponible en http://grupo.us.es/grehcco/ambitos11-12/reyes.pdf
Bacchetta, V. (2002). Perfil del periodista ambiental. Sala de prensa, web para
profesionales de la comunicación iberoamericanos. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art340.htm
Oñate, R. (2010). ¿Qué es el periodismo ambiental? PNUMA. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art340.htm
Fernando Aguilar Carranza
18 de mayo de 2014
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