+44(0) 1234 567 890 info@domainname.com

viernes, 23 de mayo de 2014

La nueva ola de cultura ambiental

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) ambientalistas son los nuevos actores sociales del país, debido a que la laxa legislación en materia ambiental sigue sin responder a todos los problemas que le competen, por lo que éstas han optado por dejar de ser simples espectadores ante la realidad y  han tomado medidas en pro del medio ambiente.
Los problemas ambientales han quedado rezagados, ya que las autoridades han considerado de mayor importancia otras áreas de interés social, que a las correspondientes al desarrollo sustentable del país.
Este grave error ha mermado en la calidad de vida de los ciudadanos y compromete la de  generaciones futuras.
Tal vez esto se deba a que la legislación ambiental mexicana es muy reciente, ya que apenas a finales de 1980, con la promulgación de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), juridificaron de manera sistemática las relaciones entre el entorno ecológico y las actividades humanas.
A raíz de ello las autoridades municipales y estatales pusieron en funcionamiento modelos jurídicos para regular los aspectos ecológicos correspondientes al entorno que los rodeaba, ya que a pesar de pertenecer al mismo país, era necesario crear una legislación que atendiera los problemas específicos relacionados con el medio ambiente que se presentaban en cada región.
A pesar de inclusión formal del tema ambiental en la legislación mexicana a lo largo de los años, esto no fue suficiente para erradicar de raíz los problemas relacionados con el medio ambiente, debido a la poca importancia que el gobierno le otorgó a dichos asuntos: desde las sanciones débiles hasta la insuficientes acciones tomadas para castigar un delito de esta índole.
Por ello, organizaciones civiles decidieron hacerse cargo de la problemáticas prevalecientes y presionar a las autoridades para que cumplieran con sus obligaciones de proteger al medio ambiente, preocupados por el futuro incierto de las generaciones venideras.
La nueva ola de justicia ambiental y protesta social, comenzada por activistas sociales y organizaciones civiles, es el resultado de una amalgama de circunstancias que han permitido la concientización sobre la verdadera necesidad de reformar el panorama mundial en el que se encuentra el ambientalismo.
“La articulación del movimiento ambientalista se basa en valores y objetivos compartidos y por un fuerte sentido de pertenencia. En este caso los valores cobran un papel clave en la articulación; si bien existen sesgos se repite la apreciación de la solidaridad, el respeto a la diversidad, la armonía y protección de la naturaleza, etcétera.” (Gudynas, 2001).
La observación directa de la degradación ambiental ha abierto los ojos de los ciudadanos, quienes han respirado, bebido y sentido los estragos de los diversos factores que tienen al mundo en una situación delicada, y de consecuencias irreversibles en caso de continuar con la indolencia que se vive internacionalmente.
Las políticas ambientales alrededor del mundo han avanzado los últimos años, debido a la exigencia y activismo de la ciudadanía, que ha logrado mediar en diversas ocasiones para que el gobierno considere la reformación de leyes obsoletas, que ya no son suficientes para proteger de manera óptima el planeta en la actualidad.
José Manuel Vargas Hernández, director jurídico del Instituto Nacional de Ecología (INE), menciona en un ensayo sobre el tema que la modificación al marco jurídico ambiental actual tiene entre otros propósitos establecer las bases para llevar a cabo un proceso de descentralización ordenado, gradual y efectivo de diversos asuntos ambientales en favor de los gobiernos locales; ampliar los márgenes de la participación social en la gestión ambiental, fundamentalmente en la toma de decisiones, el acceso a la información ambiental y el derecho al ejercicio de acciones para impugnar los actos de autoridad; fortalecer y enriquecer los instrumentos de la política en la materia; reducir los márgenes de discrecionalidad de la autoridad; ampliar la seguridad jurídica de la ciudadanía en materia ambiental e incorporar conceptos fundamentales como los de sustentabilidad y biodiversidad, a fin de aplicarlos a las distintas acciones reguladas por el propio ordenamiento, así como el cumplimiento de los compromisos asumidos por nuestro país en los tratados y convenciones internacionales en la materia.
Como consecuencia de dichas leyes se han creado organismos gubernamentales que regulan las cuestiones competentes al cuidado del medio ambiente, sirviendo como conciliadores en la relación entre la actividad humana y el ambiente ecológico.
Pero no es sólo necesaria la aprobación de leyes y reformas que garanticen una mayor protección al ecosistema; también es indispensable que se cree una verdadera cultura de consciencia ambiental en los habitantes, para que el funcionamiento de estas regulaciones sea realmente beneficioso en el cuidado de la naturaleza.
A pesar de que muchos han abierto los ojos ante la situación, la sociedad continúa en un letargo ocasionado por la falta de racionalidad ecológica y cultura medioambiental durante su formación familiar y escolar. Esto se debe en gran medida a la poca difusión que tienen los aspectos ambientales en los medios de comunicación y en la escasez de proyectos ecológicos en las campañas electorales.
El preferir voltear a otro lado para no es opción en este momento, ya que los estragos de los múltiples problemas ambientales presentes en el mundo están manifestándose en formas dañinas para los ciudadanos como desastres naturales, afectaciones a la salud y baja calidad de vida, debido a la pérdida paulatina de ecosistemas naturales que contribuyan a la purificación del aire.
Actualmente lo que respiramos es contaminación vial, desechos de las plantas industriales, partículas fecaloides que pululan por el mal servicio de alcantarillado, el exceso de perros callejeros y  la raquítica política de sanidad; los anteriores, son sólo unos cuantos ejemplos los daños ocasionados por la falta de rigor en la legislación ambiental y la poca consciencia que existe sobre este tema en la ciudadanía.
La corrupción también es un factor que repercute en muchos ámbitos de la vida del país, incluyendo el referente al medio ambiente; por ello, las iniciativas aprobadas en dicha materia carecen de rigor, ya que existe una gran relación entre la explotación a la naturaleza y las ganancias que perciben empresas dedicadas a explotar recursos naturales o a realizar actividades que mermen el bienestar de los ecosistemas nacionales, por lo cual se ven beneficiadas por las regulaciones gubernamentales, debido al poder adquisitivo que tienen.
La falta de profesionalización en dicha área también es un factor que interfiere en el pleno desarrollo del cuidado medioambiental; no se impulsa a las carreras ofertadas aplicadas al tema ecológico como se hace con otras áreas de estudio, por lo tanto, el número de expertos en el tema es bajo, lo cual dificulta la cobertura nacional en investigación ambiental.
Los estudios no han ido más allá, debido también a la falta de subsidios que impulsen este ámbito, a pesar de que el campo de trabajo se encuentra en todos lados y en cualquier momento, ya que los problemas del medio ambiente están presentes por donde se busque. El gasto verdadero sería al darle seguimiento al problema y contribuir a la solución; desafortunadamente para las autoridades ha resultado más fácil enfocarse en temas que requieran menos presupuesto y también menos acción.
Los profesionales que se encargan de estudiar el medio ambiente no sólo son biólogos o ingenieros, también están involucradas personas con distinta formación en diversos campos de las ciencias, incluso sociales; más que la profesión se trata de la convicción por desear contribuir al mejoramiento del planeta en esta nueva ola de justicial ecológica.
La protección ambiental no significa sólo ecología ni ingeniería ambiental, requiere de la participación de un sinnúmero de disciplinas del conocimiento humano. Inevitablemente, la sociedad se ve obligada a definir el ambiente que desea, quiere y puede tener; ésta es, por ende, un etapa singular en la historia de la humanidad (Cabrera, 1999).
En conclusión, todos somos partícipes activos de la realidad en la que nos encontramos, basta con mirar a nuestro alrededor para comprender cuanto nos seguimos equivocando en cuestiones que afectán al medio ambiente e imposibilitan la permanencia de lo que actualmente conocemos como vida y naturaleza.
El surgimiento de movimientos que alientan a conseguir quitar esa venda de los ojos que poseen muchos de los ciudadanos, es sólo un comienzo para lograr un cambio palpable en la cultura medioambiental, pero lo anterior es sólo una de las acciones que deben realizarse, ya que esa consciencia debe desarrollarse desde que se comienza a criar a los niños del hogar, para que así podamos poco a poco vivir en una sociedad que reconozca desde el principio la importancia que tiene el entorno en donde se desenvuelve su existencia.
Iliana Estrada Acero
19/05/14
Referencias
Gudynas, E. (2001). Actores sociales y ámbitos de construcción de políticas ambientales. NEPAM: Brasil.
Vargas, J.M. (2007). La legislación mexicana en materia ambiental. INE: México.
Cabrera, Lucio. (1999). Derecho ambiental mexicano. UNAM: México.


No comments

lunes, 19 de mayo de 2014

Beneficios del TLCAN no llegaron por igual ni para todos: investigador

En 1994 entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un tratado con el objetivo principal de una apertura y ampliación del mercado de América del Norte. Desde entonces, el TLCAN ha eliminado sistemáticamente la mayoría de las barreras en cuanto a comercio y la inversión entre Canadá, Estados Unidos y México, dando un marco de estabilidad y confianza para las inversiones de largo plazo entre los tres países mencionados. 
Fue el 10 de junio de 1990: Canadá, Estados Unidos y México acuerdan establecer un tratado de libre comercio, pero hasta el primero de enero del 94 entra en vigor. 
De acuerdo con la página web de Secretaría De Economía, México cuenta con una red de 10 Tratados de Libre Comercio con 45 países (TLCs), 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). 
Además, México participa activamente en organismos y foros multilaterales y regionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la ALADI.  
El TLCAN ha traído ventajas y desventajas en diversos ámbitos para los tres países, en México por ejemplo, la economía en el país tiene una realidad distinta a la que existía en 1994, hubo muchos beneficios pero también problemas severos.
La industria automotriz aporta una de las principales ganancias del tratado. Según datos del Valor Agregado de  Exportación de la Manufactura Global (VAEMG) para el periodo 2003 al 2012, representó en promedio el 26.5% de las exportaciones de la  industria manufacturera, y el 20.7% de las exportaciones totales del país durante dicho periodo, la información está citada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, INEGI. La fabricación de automóviles también beneficia a otros sectores como a los fabricantes de cristales, llantas, pintura y refacciones en general. 
 Antes de la firma del acuerdo, más del 80% de los juguetes que recibían los niños mexicanos eran fabricados en el país. En 1993 la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete (Amiju) registró a 380 fabricantes, pero dos años después el número se redujo a sólo 30.
 Pero no sólo ha afectado a la exportación e importación, también en la cultura y ámbitos ambientales. 
En una entrevista con el profesor Héctor Alonso Barajas Bustillos, docente de la UACJ, egresado del programa de Maestría en Economía Regional del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Tiene trabajos publicados como en la Red de Revistas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, titulado, La importancia de la infraestructura física en el crecimiento económico de los municipios de la frontera norte. Otro trabajo publicado en Scientific Electronic Library Online (SciELO), titulado, La importancia de la infraestructura física en el crecimiento económico de los municipios de la frontera norte.
 Respecto a sus conocimientos, el profesor Héctor Barajas nos dará sus opiniones fundamentadas acerca de los impactos del TLCAN enfocados en problemas ambientales.

¿A causa de qué, se firma el tratado de libre comercio (TLC) en México?

Después de la crisis económica de 1982 los organismos internacionales “rescataron” (a través de préstamos monetarios) la economía mexicana con algunas condiciones, entre ellas que se incorporara al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que se abriera a la inversión extranjera directa (IED) y en general que cambiara su política central económica para impulsar el crecimiento económico a través del modelo de liberalización comercial, dada la cercanía al mercado más grande del mundo, el paso natural fue implementar un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá que eliminara por completo los aranceles al comercio y permitiera un libre paso de mercancías.

¿Qué ventajas y desventajas trajo esto económica y ambientalmente para México y Estados Unidos?

Económicamente trajo un crecimiento económico importante para las ciudades vinculadas a la industria manufacturera de exportación, así como miles de empleos, desarrollo y bienestar, además trajo mercancías de Estados Unidos y Canadá a precios accesibles haciendo más fácil y cómoda la vida cotidiana.  Sin embargo los beneficios no llegaron por igual ni para todos, provocó una creciente desigualdad económica, migración de las zonas rurales hacia las ciudades, crecimiento desmedido en algunas zonas urbanas con los consiguientes problemas de urbanización como lo son la falta de viviendas, servicios, transporte, hacinamiento, etc.  La industrialización y el mal manejo de los residuos han generado contaminación, la industria requiere mucha agua dejando al sector agrícola sin ella, la migración ha hecho que se abandone el campo, la extracción de materias primas ha descuidado el ciclo de regeneración natural, la ligera regulación mexicana ha hecho que empresas que están prohibidas en Canadá o estados unidos se instalen en México sin ningún impedimento.


¿Qué sectores han tenido potencial de crecimiento con el TLC?


Principalmente la industria automotriz, en ensamblaje de vehículos  así como en la fabricación de autopartes, tanto para el mercado externo como el interno, son industrias que generan empleos mejor remunerados y que cuentan con importantes efectos multiplicadores, la especialización en el ramo ha llevado a México a ser el octavo productor más importante de automóviles en el mundo.
Asimismo pero en menor medida la industria de electrodomésticos, televisiones y con un crecimiento muy importante, aunque con menores ganancias, la agroindustria que del total de sus exportaciones cerca del 80 por ciento son para EUA, esto último también genera problemas al producirse en el campo prioritariamente alimentos exportables y dejando el consumo interno en segundo plano, esto trae problemas con el uso de suelo que repercute en la captación de agua así como a los ecosistemas.

¿Cuál es el apoyo del Gobierno para esos sectores?

En cuanto a la inversión extranjera directa los apoyos provienen principalmente de los estados que pretenden atraerla en lo que se conoce como competencia territorial, los gobiernos estatales otorgan predios, dotan con infraestructura especial, disminuyen o exentan impuestos, así mismo ofrecen capacitación a los empleados, conceden a las universidades recursos extraordinarios para la creación de programas educativos que vayan conforme a las necesidades de las industrias.

¿En materia ambiental, qué se acordó?

La sobreexplotación de los recursos naturales trae consigo cambios en los ecosistemas y deterioro ambiental que afecta negativamente el desarrollo y el bienestar de la población mexicana y que se ve con un mayor impacto sobre la población de menos recursos, por lo tanto fue uno de los problemas que los detractores del Tratado preveían, para contrarrestar estos efectos en el TLC se incluyó la creación de organismos bi y trilaterales que cuidaran y defendieran cuando así se necesitase al medio ambiente de alguna de las partes involucradas, organismos como la Comisión Internacional de Límites y Aguas, el Plan Integral de Ambiente Fronterizo así como algunos otros que involucran a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Secretaria de salud, la Secretaria de Desarrollo Social de México con la Environmental Protection Agency (EPA)  y el Department of Health & Human Services (HHS) de los Estados Unidos,  por último se crearon instituciones de investigación y financieras como la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza.  

El TLCAN ha traído relativas ventajas, sin embargo las desventajas han sido mayores. Aumentó el crecimiento en cuanto a las exportaciones, incluso fueron superiores a las exportaciones, pero provocó una inestabilidad y agudización de la restricción externa, en lugar de atenuarla. Dicho tratado cumple  20 años y siguen persistiendo los problemas habidos y por haber, pero aparte de la economía de México como lo más dañado, es más afectado temas en cuanto a problemas ambientales.

Daniel Alberto Vargas
19 de mayo de 2014
No comments

domingo, 18 de mayo de 2014

La situación del periodismo ambiental

     

Cada vez con mayor frecuencia, hoy día los medios de comunicación, globalmente hablando, dedican una sección especial al acontecer natural. Parece que en la medida en que temas como el calentamiento global y el cambio climático empiezan a hacerse más evidentes ante los ojos de la sociedad, los medios de comunicación necesitan realizar coberturas sobre esas temáticas. Si éstas se realizan adecuadamente o no es una cuestión que suscita un profundo debate, pero lo que sí es cierto, es que es evidente el auge reciente de una rama del periodismo anteriormente poco trabajada: el periodismo ambiental. Sin embargo, este auge no es el reflejo de la situación local. Este breve análisis pretende poner en común el concepto de periodismo ambiental, así como su trascendencia en la sociedad y la situación que se presenta localmente.
     En primera instancia, conviene rescatar algunas definiciones sobre el tema. Para Víctor L. Bacchetta, periodista uruguayo, el periodismo ambiental es “el tratamiento a través de los medios de comunicación de los temas relacionados con el medio ambiente”. Por su parte, Rogelio Fernández Reyes en su artículo Periodismo ambiental y periodismo sostenible, cita a su homónimo Fernández, quien ofrece una definición más amplia al respecto. Para éste, el periodismo ambiental es “el ejercicio o periodismo especializado que atiende la información generada por la interacción del hombre o de los seres vivos con su entorno, o del entorno en sí”. La pieza central de estas dos definiciones es, desde luego, el medio ambiente, pero, como afirma Fernández, la participación humana en cuestiones de esta naturaleza hace del periodismo ambiental, una disciplina aún más trascendente en términos sociales.
     Para Bacchetta, el periodista ambiental tiene que encajar dentro de un perfil muy específico, pues esta disciplina tiene ciertas características que no tienen otras ramas del periodismo: “es periodismo de investigación, es una forma de periodismo científico, es a la vez educativo y pedagógico, es consciente de cumplir con una responsabilidad social específica, y, debe ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad, sin confundirlo con la militancia ecologista”. El autor sostiene que cualquier periodista puede realizar una cobertura informativa de tintes ambientales. Sin embargo, ese hecho no es por sí mismo, afirma, periodismo ambiental. Si la información va más allá de la noticia del momento, considera, entonces se trata de auténtico periodismo ambiental. Para este autor, la pregunta más importante que debe responder el profesional de la comunicación dedicado a estos temas es por qué. La razón es que, dada la tendencia generalizada de explicar una crisis ambiental como un accidente, el periodista ambiental tiene que indagar el origen y las causas reales de la situación. Bacchetta considera que éste debe ser capaz de ofrecer al lector pistas que le permitan comprender la historia, el origen y la evolución del fenómeno natural en cuestión. Además, debe poder identificar las distintas variables y actores que intervienen en el suceso.
     En términos de trascendencia social, el periodismo ambiental es una disciplina ampliamente contributiva por su naturaleza pedagógica. El periodista Rudy Oñate, en una ponencia presentada ante el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) afirma que el periodismo ambiental tiene, por lo menos, seis aspectos que lo hacen importante para la sociedad. En primer lugar, el autor señala la “rigurosidad y cuestionamiento permanente en la temática ambiental”. Ello implica que el periodismo ambiental logra evitar la apatía y el desdén con relación a los asuntos ambientales que, desde luego, a todos conciernen. En segundo lugar, Oñate hace referencia a una mezcla de información con carácter noticioso pero que a la vez tiene un afán educativo. Así, esta actividad supone una forma de educación diferente de la tradicional, que, si bien no es formal, por lo menos contribuye en términos similares al desarrollo de una conciencia crítica, producto de la sistematización de conocimientos. En tercer lugar, el ponente considera que este tipo de periodismo no subestima al lector o receptor de la información. Al respecto, Bacchetta señala que “la no subestimación del lector es un principio que debemos asumir como ciudadanos y como periodistas (…) es la conciencia de que la solución de los problemas ambientales depende de la participación de las personas y las comunidades afectadas”. En cuarto lugar, Oñate considera que la rama propicia una conciencia ambiental. Considerando que el periodismo por naturaleza trabaja con información valiosa para las personas, este punto de vista supone que, si como valor agregado se tienen cuestiones que a todos afectan directamente, al periodismo ambiental le es más fácil concientizar a las personas. En quinto lugar, Oñate señala que esta disciplina permite crear una ciudadanía ambiental, y, por último, fomentar un cambio cultural. Este cambio cultural ocurre en función del carácter pedagógico, de sus características de concientización y de la consciencia crítica que supone el hecho de cuestionar permanentemente la temática ambiental.
     Por su parte, autores de la Universidad de Sotavento, campus Villa Hermosa, consideran que los siguientes supuestos aplican al periodismo ambiental. Primero, que éste pone en evidencia problemas científicos, socioculturales y económicos. Segundo, que la sociedad demanda información ambiental que la prensa no satisface. Tercero, que existen posiciones que oscurecen la labor del periodismo ambiental, como el catastrofismo y el sensacionalismo. Para ellos, el interés periodístico de esta rama se puede resumir en los siguientes dos puntos: las noticias ambientales “brindan conocimiento, proponen alternativas, producen sentimientos, conducen a acciones y proporcionan un marco para tomar decisiones”, y “no hay algo que ataña más al ser humano que el medio ambiente, pues es de ahí de donde surge su medio de vida”.
     Si bien es cierto que cumple una enorme función dentro de la sociedad, al crear conciencia, delimitar un marco para tomar decisiones, educar y cuestionar, el periodismo ambiental, actualmente, se enfrenta a diversos obstáculos que merman estas anteriores características. Rudy Oñate encuentra siete. Una de las dificultades más evidentes son los conflictos de intereses generados entre la parte periodística y la parte involucrada en la información ambiental. La naturaleza de empresas de los periódicos, canales de televisión, estaciones de radio e incluso medios electrónicos los obliga a poner en la balanza la información y el interés económico o político. Es difícil que una empresa periodística pueda desvincularse de su condición de agente económico al realizar ciertas coberturas que afecten sus intereses. Para el autor, la segunda dificultad es la falta de espacios para hablar del medio ambiente. Esto es especialmente cierto si se toma en cuenta la tendencia de mercantilización de la información: a las noticias que no venden no se les da gran espacio en el medio. En tercer lugar, el periodista afirma que la falta de interés político de los medios dificulta las labores del periodista ambiental, en cuarto, que la carencia de continuidad en los temas provoca que se pierda el interés, en quinto, que los medios no dedican suficiente tiempo para capacitar a sus trabajadores en temas ambientales, en sexto, que no ofrecen los medios necesarios para investigar, por lo que el apoyo es casi nulo. Por último, el autor refiere que la banalización de la información contribuye a que la gente no se interese por las cuestiones del entorno que le rodea. Este último punto está íntimamente vinculado con la perspectiva comercial de la información, que considera a las noticias como capitalizables, en lugar de verlas como piezas generadoras de discusión, reflexión y consciencia.
     En Ciudad Juárez, el periodismo ambiental está en su fase piloto, pues es evidente que en esta ciudad no se cumplen las características que señalan los anteriores autores. Sin embargo, esta situación no es exclusiva de la localidad, y me atrevo a decir que tampoco tienen gran responsabilidad los propios reporteros, sino que, en general, el periodismo ambiental apenas inicia. Al respecto, Bacchetta afirma lo siguiente:
En América Latina y el Caribe existe todavía un desarrollo incipiente del periodismo ambiental. La escasa importancia, unida al tratamiento superficial, de los problemas ambientales por la gran prensa de la región es una de las causas de esa situación. A esto se le agrega la falta de preparación de los periodistas y la ausencia de la temática ambiental en las escuelas y facultades con cursos de periodismo.

     Mucho de lo que afirma el autor es cierto en el caso de Ciudad Juárez. La cobertura informativa que se le da a los sucesos ambientales es escasa en términos de calidad y variedad. En general, los medios son espejos de las fuentes oficiales, no existe una profunda investigación como plantean los autores que debe existir, y tampoco se le dedica gran espacio al género. Por otra parte, también es cierto que las facultades de periodismo y comunicación, salvo la de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, incluyen en sus planes de estudio asignaturas relacionadas con el medio ambiente. En este panorama, es comprensible que el periodismo ambiental no se haya desarrollado localmente como en otros países y medios ha ocurrido. Por ejemplo, mientras que las dos grandes casas editoriales de la ciudad no cuentan con una sección especializada en temas ambientales, en el Reino Unido, el periódico The Guardian dedica un apartado para hablar exclusivamente del entorno. Si bien la comparación puede ser un tanto injusta, considerando que el último está más desarrollado que estos dos medios locales, en ella se evidencian dos cosas. En primer lugar, la falta de interés o desdén de los medios, y en segunda, que los ciudadanos no exigimos que se publiquen noticias sobre nuestro entorno, quizá porque no tenemos la cultura que se requiere para hacerlo. Tal vez cuando las escuelas de todos los niveles realicen esfuerzos suficientes para crear tal cultura, los ciudadanos estaremos interesados en el medio ambiente y exigiremos a los medios de comunicación tales coberturas.




Referencias

Fernández Reyes, R., (2004). Periodismo ambiental y periodismo sostenible. Revista ámbitos. Disponible en http://grupo.us.es/grehcco/ambitos11-12/reyes.pdf

Bacchetta, V. (2002). Perfil del periodista ambiental. Sala de prensa, web para profesionales de la comunicación iberoamericanos. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art340.htm

Oñate, R. (2010). ¿Qué es el periodismo ambiental? PNUMA. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art340.htm

Fernando Aguilar Carranza
18 de mayo de 2014


No comments

sábado, 17 de mayo de 2014

Opinión: ¿el río Bravo debe declararse Patrimonio de la Humanidad?



     
¿Qué tienen en común el Área de Protección de la Flora y Fauna Cuatrociénegas, ubicada en Coahuila, la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, ubicada en Puebla, el Anillo de Cenotes del Cráter de Chicxulub, ubicado en Yucatán, y el río Bravo en la frontera México-Estados Unidos, llamado Grande en éste último país? En primer lugar, que los cuatro son lugares naturales mexicanos. Sin embargo, eso no es lo que en este texto nos ocupa; el común denominador entre esos cuatro puntos naturales es que, todos ellos, alguna vez fueron propuestos para ser declarados Patrimonio de la Humanidad. Los tres primeros ya lo son, mientras que el río Bravo es candidato a serlo, o al menos eso buscan los activistas chihuahuenses liderados por el profesor Manuel Robles.
     Para él, el río Bravo debe ser considerado Patrimonio de la Humanidad. Punto. Robles considera que este espacio natural tiene características similares a las que presenta el río Nilo, en Egipto, que, por cierto, forma parte del extenso listado de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad alrededor del mundo. Por ello, ha iniciado, desde hace varios años, una intensa movilización social de manera pacífica, con el fin de hacer ver, primero a los residentes locales, que el río Bravo es un motivo de orgullo para México. De forma continua, Robles y su equipo de colaboradores y simpatizantes recaban firmas entre la población de ambos lados de la frontera y los turistas, para conseguir atraer la atención internacional. Actualmente, los residentes del Valle de Juárez tienen unas 10 mil firmas, y aseguran que el número sigue en aumento.
     Esta lucha no es reciente, sino que ya tiene tiempo de iniciada. Hace unos dos años, Robles y sus ayudantes entregaron a los relatores de la Organización de las Naciones Unidas las primeras firmas, con el fin de que esa institución internacional pusiera sus ojos en el tema. En ese entonces, Robles entregó las copias a Clara Judisman, quien fungía como una de las relatoras en ese entonces. La petición fue clara: los ciudadanos deseaban que el río Bravo se convirtiera en Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, los luchadores sociales nunca obtuvieron respuesta.
     Al tener tal distinción, sostienen, definitivamente se realizarían acciones concretas para protegerlo de los distintos contaminantes, sí, pero sobre todo, aún más importante, del desdén de las autoridades tanto mexicanas como estadounidenses. Si el río Bravo obtiene tal categoría, considera Robles, muchas organizaciones del mundo se interesarían por cuidarlo y las agencias internacionales se harían cargo de su limpieza y revitalización, tareas que, sostiene, no han sido realizadas de forma efectiva por ninguno de los gobiernos. La experiencia demuestra a Robles que las plantas de la región vierten residuos tóxicos al río, de tal forma que hoy está en un estado de contaminación grave. Pero la experiencia también le demuestra que efectivamente se puede hacer presión con la sociedad civil, como ocurrió cuando él y sus simpatizantes se manifestaron en contra de la creación de un tiradero nuclear en Sierra Blanca, que, si bien estaría ubicado en Estados Unidos, sus potenciales efectos negativos se sentirían de este lado de la frontera.
     En Estados Unidos, informa Robles, el río Bravo es considerado patrimonio nacional desde que el presidente Bill Clinton así lo declaró en su momento. Se podría pensar que si en Estados Unidos este río se considera patrimonio de la nación, en México también deberíamos de estar orgullosos y el gobierno mexicano debería condecorarlo con la distinción homóloga.  Sin embargo, para él, el río es tan importante que no basta con que 2 de 194 países reconozcan la grandeza del Grande. Por eso es la lucha que actualmente sostiene. Se opone a que Estados Unidos y México sean quienes lo validen, y cree que esta tarea debería ser realizada por toda la humanidad. De lo contrario, nunca se llevarán a cabo las acciones que urgentemente necesita el río, dice.
     Si el río Bravo es digno de declararse Patrimonio de la Humanidad o no lo decidirá la ONU por medio de la UNESCO. Sin embargo, una verdad es que este cuerpo de agua es importante porque constituye una frontera natural entre dos países con profundos contrastes, y además posee una vasta historia donde ha protagonizado disputas de corte internacional.
     Históricamente, el río ha tenido diversos nombres. En God´s Country or Devil´s Playground, Nelson deja escrito que los distintos exploradores lo nombraron de distintas formas: Tiguex, Nuestra Señora, Guadalquivir, Nuestra Señora de la Concepción, Tibuex, y Río del Norte. Así, es a Juan de Oñate a quien los mexicanos debemos el adjetivo que hoy utilizamos para referirnos al río: bravo.
     Como sea que haya adquirido el nombre, la pregunta que hay que responder es ¿por qué un río de más de 3 mil kilómetros podría ser considerado para condecorarse con semejante distinción? Ni siquiera el río Amazonas, que mide dos veces lo que mide el Bravo, es considerado Patrimonio de la Humanidad, a pesar de que se encuentra en Amazonia, una de las zonas consideradas maravillas naturales del mundo. He aquí una verdad de Perogrullo que espero que pueda servir para responder esta pregunta: si bien el Bravo no es, de ninguna forma, el Amazonas, el Amazonas tampoco es el Bravo. Más allá de una simple tautología, lo que quiero decir es que, muy aparte de la importancia histórica que pueda tener el mencionado cuerpo de agua sudamericano, el río fronterizo es la línea divisoria de dos países que, en una escala global, son el mejor ejemplo de una relación de dependencia donde existen profundas asimetrías en cuanto a la magnitud de las afectaciones. Las cosas no son iguales de un lado que del otro. En ese sentido, el río es evidentemente, una línea divisoria natural, pero también una línea divisoria cultural. Dos culturas muy distintas se encuentran separadas por un cuerpo de agua. Por otra parte, el Bravo ha literalmente empapado a los llamados “mojados”, migrantes provenientes tanto de nuestro propio país, como de Centro y Sudamérica, que intentan vivir el llamado “sueño americano”. Además, es una frontera natural cuya modificación en el cauce alguna vez fue motivo de la disputa del territorio de El Chamizal, entre México y Estados Unidos. Lo anterior viene a colación por la trascendencia histórica que tuvo el río Bravo decidió: decidió, en un momento determinado, cuál iba a ser la frontera.
     La UNESCO tiene una serie de criterios que utiliza para nombrar Patrimonio de la Humanidad un determinado sitio o bien material. En el caso de un sitio natural, para que éste obtenga el reconocimiento de toda la humanidad, debe representar algún periodo de la historia, contener fenómenos naturales extraordinarios y bellos, o contener hábitats naturales importantes, donde haya una gran diversidad biológica o especies en peligro de extinción. Los fronterizos sabemos que nuestro río Bravo no cumple con ninguna de las tres características que pide la UNESCO. En realidad, el río no destaca por su belleza ni por su extraordinaria fauna. Sin embargo, el antiguo Tibuex podría ser digno de recibir el reconocimiento de todo el mundo si en los requisitos se considerara la importancia que tiene en la vida política, cultural y social de dos países profundamente distintos, donde diariamente, cientos de personas se juegan la vida con la intención de cruzar la frontera y tener una mejor calidad de vida.

Fernando Aguilar Carranza
17 de mayo de 2014


No comments

sábado, 10 de mayo de 2014

La ética ambiental en México y Centroamérica



    La ética ambiental es una responsabilidad social del hombre con la naturaleza, no sólo como los valores y normas del ser humano, sino aplicada a su interacción con todos los seres vivos y a su supervivencia. La que evidentemente esta en entre dicho si la actitud de tirar desperdicios con descuido en playas, calles, ríos, entre muchos otros, no es modificada y se comienza a valorar el ambiente como habitad y como parte de la responsabilidad social de cada uno de los ciudadanos.
    El medio ambiente en México ha adquirido una gran importancia, debido a la riqueza de los recursos naturales, lo cual demanda un desarrollo de políticas hacia la conservación, prevención y uso racional de estos recursos.
    Estas políticas pueden contribuir a construir e impulsar una estrategia de desarrollo sustentable pertinente y factible que tienda a mejorar el equilibrio entre el desarrollo y la naturaleza, asi como las condiciones de vida.
    En 1948 la UNESCO analiza el contenido de los temas ambientales en el ámbito escolar. Desde finales de los sesenta estas experiencias inician con un fuerte tinte conservacionista, impulsado por la creciente conciencia del deterioro ambiental. El Reino Unido, Escandinavia y Francia son pioneros de este movimiento; las innovaciones fueron viajes de campo y otras actividades que propiciaban el contacto con la naturaleza. Este movimiento dio origen a organismos institucionales como el Council for Environmental Education en el Reino Unido, que intenta coordinar las actividades.
    En México, las políticas nacionales retoman los propósitos de la educación ambiental de la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Estocolmo, Suecia, en 1972, donde se enfatiza a la educación como base de la política ambiental, y los Postulados de Tbilisi, Georgia en 1977, que establecieron pautas de acción y prioridades para el futuro.
    A finales de 1992, en el Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental celebrado en la ciudad de Guadalajara, México, se hace un balance importante de muchas experiencias y logros de estas naciones. Durante esta década, en general, se desarrollaron en el país proyectos orientados a fortalecer los aspectos ambientales dentro de la currícula oficial.
Dentro de las corrientes filosóficas de la ética ambiental sobresalen dos: La corriente antropocéntrica y la biocentrica.
    La corriente antropocéntrica se caracteriza por tomar en cuenta el agudo deterioro del medio ambiente en función de las consecuencias que tiene las condiciones de vida del hombre y no por los efectos depredadores que ha experimentado la misma naturaleza, los cuales ponen en riesgo su proceso de renovación.
    Esta ética se califica de antropocéntrica porque la reflexión moral que realiza del medio ambiente gira al hombre, el cual desde su perspectiva requiere de condiciones ambientales favorables para el logro de su supervivencia, bienestar y desarrollo.
    La propuesta principal de la ética antropocéntrica es que la relación del hombre con la naturaleza debe estar regulada por el deber ético de cuidar y preservar el entorno natural para asegurar el futuro desarrollo del hombre y de la sociedad.
    Esta visión antropocéntrica de la naturaleza tiene consecuencias también en la convivencia social de los hombres, puesto que la relación de poder que se establece con la naturaleza se reproduce tanto a nivel de las relaciones de los hombres entre sí, como de unos países con otros, lo que ha traído como consecuencia que el deterioro ambiental impacte más en las condiciones de vida de los países en desarrollo, en los cuales la crisis ambiental está asociada con el crecimiento de la marginación y la pobreza.
    La otra corriente sobresaliente de la ética ambiental es la biocentrica, la cual parte de considerar al hombre como un miembro más de la comunidad biosfera y no como un ser superior a las otras especies. Con ello, a la vez que coloca al hombre en su verdadero lugar y sitio en el hábitat, establece que comparte el destino común con las otras especies y elementos de la Tierra en tanto que forma parte de la totalidad de ese sistema.
    Esta visión es posible gracias a los avances de la ciencia, en especial la teoría de la evolución de Darwin, la cual contribuyó a concebir que la especie humana es sólo una más del conjunto de seres que habitan la comunidad Tierra. La visión biocéntrica del hombre parte de este reconocimiento para establecer la identidad y el destino común que tiene el hombre con el resto de las especies.
    Esta perspectiva rompe entonces con la posición de dominio del hombre sobre la naturaleza basada en una relación jerárquica que sitúa al hombre en la cúspide y le otorga privilegios. Sus propuestas éticas incluyen el respeto y la consideración moral para con la naturaleza, no considerando sólo la supervivencia del hombre, sino tomando en cuenta la totalidad de seres y elementos que integran a la biosfera.
    En 1977 la Liga Internacional de los Derechos del Animal adoptó una declaración que fue luego aprobada por la UNESCO y por la Asamblea General de la ONU.
Esta declaración parte de la idea de que todo animal posee derechos y, en particular, derecho a la existencia, derecho al respeto, a la atención, a los cuidados y a la protección por parte del ser humano. La Declaración propugna que ningún animal sea sometido a malos tratos ni a actos crueles; que si la muerte de un animal es necesaria, ésta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia; que todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural. Se opone a la experimentación con animales que implique un sufrimiento físico o psicológico, aunque esa experimentación tenga fines médicos, científicos o comerciales. Denuncia la cría de animales para la alimentación en condiciones dolorosas y de sufrimiento. Amplía incluso el concepto de genocidio incluyendo en él la muerte de un gran número de animales salvajes.
    La controversia que existe con la línea de pensamiento antropocéntrica es que  dice que ningún ser no humano merece respeto moral y el biocentrismo moral fuerte niega que puedan establecerse distinciones de ningún tipo entre el respeto moral que merecen diferentes clases de ser vivos. Estas dos posiciones se oponen radicalmente, desde el punto de vista moral es más condenable matar por capricho una mariposa que matar a otro humano en defensa propia. No parece haber contradicción, en cambio, entre defender un antropocentrismo moral débil y un biocentrismo moral débil en el sentido de defender que todo ser vivo merece respeto moral, pero unos seres vivos más que otros (los animales más evolucionados y con capacidades más ricas merecen más respeto moral que los animales menos complejos). Esta última distinción se basaría en el reconocimiento de que hay diferencias de base, entre especies, en la capacidad de sentir y sufrir.
    Algunas derivaciones del biocentrismo son: Preservar la mayor cantidad posible de hábitats naturales mediante el establecimiento de grandes parques nacionales y reservas terrestres y acuáticas, prohibir la caza deportiva, reducir y limitar severamente la pesca, garantizar que los animales salvajes deben ser transportados y matados sin dolor, garantizar el respeto a los animales de compañía y en caso de enfermedad o accidente grave, su eutanasia y por ultimo limitar la experimentación con animales en la industria química, farmacéutica, militar, cosmética y alimentaria y prohibir aquélla en que es evidente que la muerte de los mismos se produce con sufrimientos, a veces atroces.
    Sin embargo la conmiseración que muestran Singer y Regan por el sufrimiento de algunos animales soslaya completamente a las especies inferiores y tampoco se hace cargo de del hecho de que la peor parte de la crisis ambiental, en realidad se la han llevado las plantas.
Cuando se pongan en claro las características básicas de la actitud de respeto a la naturaleza, se verá que un sistema biocentrico de ética ambiental no tiene que ser holista u organicista en su concepción del tipo de entidades que se consideren como como los objetos a los que se dirigen el interés y la consideración de morales.
    Tal sistema tampoco requiere que los conceptos de homeostasis, integridad, y equilibrio ecológico nos proporcionen principios normativos de los cuales puedan derivarse, las obligaciones que tenemos con los ecosistemas naturales.
   Durante el primer foro de expertos sobre ética, calidad y transparencia en la evaluación ambiental realizado en Costa Rica el 30 de junio del 2006, se buscó la creación de un código de ética para los gestores ambientales en Centroamérica.
    Durante este foro también se establecieron una serie de condiciones como: Que se genere un proceso que asegure el cumplimiento de las normas locales, incluyendo las relacionadas con el manejo de desechos sólidos, reciclaje y la eliminación de desechos peligrosos.
    Un código que gestione el proceso de entes que se responsabilicen dentro de cada empresa, negocio o comunidad con el cumplimiento en materia ambiental y con la capacitación adecuada en temas de asuntos ambientales. Generar responsabilidad en los medios de comunicación masiva ante iniciativas que permitan la creación de conciencia en la ciudadanía, permitiendo el desarrollo de micros donde se contribuya a la proliferación de los valores éticos ambientales.

    También se hablo acerca de implementar en los centros educativos el amor por el medio ambiente a niños y niñas y por último el de fomentar el trabajo honesto y responsable hacia la solución de los problemas de deterioro ambiental, con el objeto de proteger la salud y fomentar el bienestar de la población.

Yuriel Anchondo
No comments

Opinión: al amparo del tratado


Fue un verdadero revuelto la cuestión del Tratado de Libre Comercio en los noventas, cuando las cámaras de representantes de México, Estados Unidos y Canadá lo aprobaron. En ese entonces, era tanto el festejo que la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) vaticinaba la creación de más empleos con mejores remuneraciones. Según la información que se manejaba, el TLC beneficiaría a más de 400 millones de personas al producir aproximadamente 6.5 trillones de dólares (Garza, 2010). Lo que el gobierno mexicano nunca vaticinó fue que México, y específicamente las ciudades fronterizas como Juárez o Tijuana, se convertirían en el patio trasero de la nación más poderosa del mundo. 
     Es cierto que antes de su aprobación, el TLCAN generaba preocupación entre los residentes de ambas comunidades fronterizas, pues habían caído en la cuenta, con el transcurso del tiempo, que las maquiladoras no eran tan inocuas como en un principio parecía. Puede considerarse que las primeras actividades ambientales del Tratado fueron la creación del Banco Norteamericano de Desarrollo (BANDAN), cuya sede es San Antonio, Texas, y la creación de la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (COCEF), con sede en Ciudad Juárez. Esta última tiene la misión de promover las condiciones ambientales de la frontera. Sin embargo, se ha enfocado más a una cuestión de infraestructura que a otra cosa.
Un problema muy grave en el ambiente fronterizo de Ciudad Juárez lo constituyen los vehículos chatarra que los residentes de esa ciudad importan a relativamente bajos precios. Aquí se incluyen también las unidades de transporte público que aún perviven en el sistema de movilidad de la ciudad. Tanto los autos particulares como las unidades de transporte público –que por cierto no son aptas para ser utilizadas en el transporte público dadas las características con que originalmente fueron diseñadas y el público en que se pensó– constituyen serias amenazas a las que el TLCAN, ni la COCEF miran de forma eficaz.
     Según información que abunda en el medio periodístico, el parque vehicular de Ciudad Juárez superaba, hasta hace unos años, las 600 mil unidades. Muchas de estas unidades ya cumplieron su vida útil en Estados Unidos, y sin embargo siguen siendo utilizadas en esta frontera por los residentes. El caso del transporte público es igual de desolador. Según una investigación realizada por el maestro Armando Martínez, docente de Diseño Industrial en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, las unidades de transporte público que actualmente se utilizan, además de no cumplir con la reglamentación necesaria para su utilización en el servicio de transporte colectivo, muchas tampoco cumplen con las regulaciones ambientales.
     En ese sentido, el Tratado de Libre Comercio debió haber constituido una herramienta para apoyar la ecología de la frontera, y sin embargo de una u otra forma tolera la importación de estos vehículos. Como afirma el autor Victoriano Garza Almanza, la cuestión medioambiental en la frontera está muy deslucida. Es evidente que hay otros factores que ensucian la calidad del aire en Ciudad Juárez, según lo demuestran los análisis del área de meteorología de la UACJ. Sin embargo, buena parte de esa contaminación del aire proviene de tales unidades que siguen circulando en la ciudad al amparo de dichoso Tratado.

Fernando Aguilar.
No comments

sábado, 12 de abril de 2014

Entrevista

Un breve balance del TLCAN en la opinión de una investigadora

Esta es una entrevista con la Mtra. Gabriela Montano acerca de las problemáticas ambientales que persisten a 21 años de la aprobación del TLCAN.
No comments